Artículo del Diario de Avisos, 14/06/18

Acaba de recibir la Gran Cruz al Mérito al Servicio de la Abogacía, que le fue entregada en un acto celebrado en Santa Cruz de Tenerife de manos de la presidenta del Consejo General de la Abogacía Española, Victoria Ortega Benito, en reconocimiento a su labor. No en balde, fue decano del Colegio de Abogados tinerfeño desde 2005 a 2015. Tanto por su desempeño durante tantos años como por su excelente reputación como jurista era el momento de conocer cómo ve el sector Víctor Medina Fernández-Aceytuno (Granada, 1962).

-¿Cómo acoge semejante reconocimiento?
“Siempre es agradable y positivo que reconozcan el trabajo hecho, pero tengo muy claro que se trata de un reconocimiento al equipo, a todos los que me han ayudado. Uno es, digamos, la foto o la cabeza, pero no eres nadie sin los que te rodean”.

-¿Pudo compaginar los 10 años como decano con su profesión de abogado?
“(Sonríe) Es verdad que nunca abandoné la profesión, pero durante esos 10 años tuve que atender a muchos frentes”.

-¿Notó cambios en la profesión cuando volvió a dedicarse plenamente a su bufete?
“Lo más destacado es que, poco a poco, se van disipando los efectos de la crisis. Se percibe más alegría económica y, claro, hay algo más de trabajo”.

-La Administración de Justicia atraviesa una crisis notable.
“Desde que empecé a ejercer como abogado, y de eso ha pasado más tiempo del que me gustaría, no he visto mucha evolución en la Justicia. El desastre de los plazos, el de los años y años esperando a que se dicte sentencia y se resuelvan los litigios lo he vivido desde finales del siglo pasado. Por eso no me llama especialmente la atención lo que pasa ahora”.

-¿Recuerda los anuncios de nuevas sedes judiciales de Tenerife, la informatización de la Justicia o la nueva planta judicial?
“Básicamente, sí. Es verdad que con el Lexnet [Plataforma informática para el intercambio de información entre los órganos judiciales y los operadores jurídicos] se ha mejorado algo. Sobre el nuevo Palacio de Justicia recuerdo que, siendo decano, acudí a una presentación, con maqueta y todo, pero llegó la crisis y se acabó un proyecto que, de haberse cumplido los plazos previstos, ya estaría funcionando. Sería fantástico, pero eso pasó en todos los sectores, tampoco hay que dramatizar”.

-¿Qué le pareció la reciente huelga de jueces y fiscales?
“La abogacía comparte muchos postulados de esa huelga. Está claro que la Administración de Justicia necesita más medios. En ese sentido, es positivo que se unan todos los intervinientes en el proceso judicial para que el Gobierno sea más receptivo”.

-¿Mejoró la Justicia durante la etapa del recientemente cesado ministro Rafael Catalá?
“Hombre, si recordamos que veníamos de Alberto Ruiz Gallardón, fue un cambio sustancial. Catalá pudo haberlo hecho mejor, por supuesto, pero el nivel que dejó su antecesor, ahora imputado, no lo olvidemos, era muy bajo. Ruiz-Gallardón dejó la Justicia española hecha unos zorros”.

-Ahora se dirimen en los juzgados muchas cosas que pasaron en los años duros de la crisis, como, por ejemplo, los abusos relacionados con las hipotecas.
“Tenemos muchos casos en nuestro despacho de abogados acerca de familias que perdieron todos sus ahorros en promociones inmobiliarias. Compraron su piso en plano y luego, con los créditos alegremente concedidos por las entidades financieras y sin suscribir las correspondientes pólizas de seguros, acabaron perdiendo su dinero y sin piso al ejecutar la hipoteca el banco. Ahora, hay una sensibilidad en los juzgados que permite recuperar esa inversión y, cuando así se consigue, no deja de ser resultar gratificante para el abogado”.

-¿Existen muchos casos así en Canarias?
“Sí, sí. En nuestro despacho llevamos unos cuantos”.

-¿Por qué llegó esa sensibilidad a los juzgados?
“Porque un abogado lo planteó primero, y un juez luego decidió al respecto”.

-¿La clave radica en que las entidades no separaban el dinero de los inversores de los créditos concedidos al promotor, como debían hacerlo?
“Claro. No se puede otorgar alegremente un crédito sin certificaciones ni nada para que el dinero acabe en la compra de un vehículo privado para el promotor, por citarle un ejemplo”.

-¿Podría describirme el típico esquema en estos casos?
“Una familia invierte para comprar una vivienda y el promotor malgasta ese dinero”.

-Hablamos de años como 2006 y 2007, pero hasta hace poco las víctimas daban por perdido ese dinero.
“Así es. Felizmente, ahora se reclama con éxito, e insisto en que son casos reconfortantes para nosotros, los abogados”.

-¿Ha sido una buena idea lo de los juzgados únicos para las reclamaciones hipotecarias?
“La especialización siempre es buena. Eso no debemos perderlo de vista, porque permite a un grupo de profesionales profundizar sobre un tema, pero según la carga de trabajo, lo que podría ser un éxito pasaría a convertirse un fracaso”.

-¿Cómo funcionan los juzgados de lo Mercantil tinerfeños?
“En los juzgados de lo Mercantil tenemos un problema gravísimo de medios personales y materiales. Teniendo en cuenta que mueven una parte importante de la economía de la Isla, merecen un tratamiento singular. No quiero quitar importancia a otros casos, pero es esencial dotar a estos juzgados de unos medios de primer nivel”.

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